¿Alguna vez has visto un gamusino? Son difíciles de atrapar y no se suelen dejar ver, pero existen, sólo hay que saber verlos. Aunque si te cruzas con ellos debes tener cuidado! Y es que el brillo de sus ojos tienen el poder de hacerte olvidar todos tus problemas. Sus rostros, te hipnotizarán dispuestos a evadirte con alegrías y tus labios soltarán sonrisas sin remedios.

Los gamusinos buscan, sueñan y nunca desisten.

Los gamusinos luchan por hacer su meta realidad.

Los gamusinos son únicos, como nuestros productos!

Hola, soy Rocío, extremeña y mamá de una pequeña gamusina! Y os estaréis preguntado, por qué la llamas así? Pues por que cuando te quedas embaraza, no puedes dejar de pensar como será su boquita, sus ojos, el color de su pelo, sus manos… y si lo pensáis bien, con los gamusinos sucede lo mismo,  ya que cada una nos los imaginamos con una cara y un cuerpo diferente y eso es lo más asombroso… Que cada gamusino es único!

Éste mágico proyecto nació de varias necesidades:

Una de ellas, que no pude conciliar mi reciente maternidad con mi vida laboral. A día de hoy, hay una gran falta de medidas de conciliación y jornadas poco flexibles e incompatibles con ser madre que nos hacen renunciar a nuestra carrera profesional, sobre todo si eres trabajadora por cuenta ajena, como era mi caso. Embarcarme en este proyecto no es que me haga trabajar menos horas, todo lo contrario, pero tengo libertad para quedarme cuidando de mi hija si se pone mala o de no perderme ninguna función del cole, pero sobre todo, por primera vez, trabajo en lo que me gusta, estoy motivada y recojo los frutos de lo que estoy sembrando con trabajo duro.

La otra necesidad, se resume en dos colores, rosa y azul. Y es que era taaan difícil encontrar ropa y accesorios en otros tonos que al final, tuve que recurrir a mi madre para que me hiciese lo que yo buscaba. Nunca imaginamos que dos años después trabajando juntas, íbamos a tener nuestra propia marca, nuestra tienda física en Mérida y hasta íbamos a lanzar una pequeña colección de moda infantil!

Ella se llama Araceli y aporta la sabiduría  de quien lleva casi toda su vida cosiendo por hobby. Nunca antes había tenido un trabajo remunerado, siempre ha trabajado en casa y por ello se merece mi respeto, amor y agradecimiento, sobre todo ahora, que a sus 60 años, me acompaña en este proyecto que no sería posible sin ella a mi lado.